La sonrisa de Mandela (resumen)
Normalmente publico los resúmenes de libros en mi otro blog, pero como éste está en castellano y hace un montón que no escribo aquí... En fin, que aquí va mi resumen de «La sonrisa de Mandela», un libro escrito por John Carlin, un periodista que lo conocía personalmente.
Nelson Mandela fue condenado a cadena perpetua en 1964, pero 30 años más tarde saldría de la cárcel y se convertiría en presidente de Sudáfrica. Las leyes del apartheid se habían eliminado, se habían convocado elecciones democráticas por primera vez, y el partido que Mandela lideraba, el ANC (Congreso Nacional Africano), ganó las elecciones con dos terceras partes de los votos.
Desde la primera rueda de prensa después de salir de la cárcel empezó a «seducir» a los periodistas, especialmente a los que históricamente habían sido «el bando enemigo» según el partido. Tanto fue así que al final de la rueda de prensa los periodistas le dedicaron una ovación, como si se hubieran olvidado de que eran periodistas en la rueda de prensa de un político. Esto es un tema recurrente en el libro: cómo el carisma de Mandela doblegaba a todo el mundo, y cuánto de su carisma lo usaba fría y calculadoramente para sus fines políticos. P.ej.: Mandela pensaba que la transferencia de poder se haría mediante negociaciones, aunque al mismo tiempo pensaba que la lucha armada era necesaria por varias razones, entre ellas aumentar la moral de la población negra mediante la sensación de estar luchando.
El breve periodo después de la liberación de Mandela hubo una campaña para desencadenar la guerra entre los guetos negros, que derramó más sangre que en los 50 años que Mandela había estado luchando por la liberación. La campaña estaba orquestada por dos grupos de derechas: Inkatha, una organización negra de derechas radicalmente hostil al ANC que hacía la mayoría del trabajo sucio; y facciones ultraderechistas blancas. Nelson Mandela insistió en que no se tomaran represalias por el simple hecho de que llevarían a una guerra civil, que dejaría a los negros, y al ANC en particular, como la parte más débil. A finales de 1992, gracias a pruebas presentadas por Mandela, el todavía presidente De Klerk expulsó a varios miembros de las fuerzas del orden por ayudar en la violenta campaña. Sin embargo, la violencia siguió empeorando y las negociaciones y el proyecto democrático parecían al borde del abismo. En noviembre de 1993, se firmó finalmente la primera constitución democrática del país, que consideraba a blancos y negros como iguales. Los grupos blancos y negros que estaban en contra de esta constitución formaron un frente común llamado «Alianza por la libertad», cuyo objetivo era perpetuar el apartheid.
Una vez conseguida la constitución democrática, el último enemigo eran los llamados bitter-enders, grupos armados de extrema derecha que estaban dispuestos a ir a la guerra. Mandela pensó que mandar a las fuerzas del estado en contra de ellos supondría, en el mejor de los casos, convertir a su cabecilla en un mártir, así que decidió concertar una reunión con él y 6 meses después Constand Viljoen ordenó suspender la lucha armada. Esto dejó al líder de Inkatha solo, lo que le obligó a suspender también, a regañadientes, la lucha armada. En el último momento éste se alió a la coalición de gobierno y en un gesto de frío pragmatismo Mandela lo nombró ministro de Interior. Mandela pensó que era mejor sacrificar eficiencia en el gobierno nombrando a un incompetente político como él que alienar a los seguidores de Inkatha.
Un año después de que Mandela fuera elegido presidente se celebró la famosa final del mundial de rugby del '95, la cual fue usada por Mandela como instrumento político. Convenció a la población negra para que apoyara a su históricamente odiado equipo, y su victoria no sólo redimió a la Sudáfrica negra de la tiranía, sino que redimió a la Sudáfrica blanca de sus pecados.
En resumen: su integridad, respeto, carisma y empatía son las razones por las que Mandela conquistaba las mentes y los corazones de todos cuantos lo conocían, y la transformación de estos atributos en éxitos políticos se debe a su racionalidad. Era el más pragmático de los idealistas. Y para terminar, el genial artículo de The Onion sobre Mandela.
Nelson Mandela fue condenado a cadena perpetua en 1964, pero 30 años más tarde saldría de la cárcel y se convertiría en presidente de Sudáfrica. Las leyes del apartheid se habían eliminado, se habían convocado elecciones democráticas por primera vez, y el partido que Mandela lideraba, el ANC (Congreso Nacional Africano), ganó las elecciones con dos terceras partes de los votos.
Desde la primera rueda de prensa después de salir de la cárcel empezó a «seducir» a los periodistas, especialmente a los que históricamente habían sido «el bando enemigo» según el partido. Tanto fue así que al final de la rueda de prensa los periodistas le dedicaron una ovación, como si se hubieran olvidado de que eran periodistas en la rueda de prensa de un político. Esto es un tema recurrente en el libro: cómo el carisma de Mandela doblegaba a todo el mundo, y cuánto de su carisma lo usaba fría y calculadoramente para sus fines políticos. P.ej.: Mandela pensaba que la transferencia de poder se haría mediante negociaciones, aunque al mismo tiempo pensaba que la lucha armada era necesaria por varias razones, entre ellas aumentar la moral de la población negra mediante la sensación de estar luchando.
El breve periodo después de la liberación de Mandela hubo una campaña para desencadenar la guerra entre los guetos negros, que derramó más sangre que en los 50 años que Mandela había estado luchando por la liberación. La campaña estaba orquestada por dos grupos de derechas: Inkatha, una organización negra de derechas radicalmente hostil al ANC que hacía la mayoría del trabajo sucio; y facciones ultraderechistas blancas. Nelson Mandela insistió en que no se tomaran represalias por el simple hecho de que llevarían a una guerra civil, que dejaría a los negros, y al ANC en particular, como la parte más débil. A finales de 1992, gracias a pruebas presentadas por Mandela, el todavía presidente De Klerk expulsó a varios miembros de las fuerzas del orden por ayudar en la violenta campaña. Sin embargo, la violencia siguió empeorando y las negociaciones y el proyecto democrático parecían al borde del abismo. En noviembre de 1993, se firmó finalmente la primera constitución democrática del país, que consideraba a blancos y negros como iguales. Los grupos blancos y negros que estaban en contra de esta constitución formaron un frente común llamado «Alianza por la libertad», cuyo objetivo era perpetuar el apartheid.
Una vez conseguida la constitución democrática, el último enemigo eran los llamados bitter-enders, grupos armados de extrema derecha que estaban dispuestos a ir a la guerra. Mandela pensó que mandar a las fuerzas del estado en contra de ellos supondría, en el mejor de los casos, convertir a su cabecilla en un mártir, así que decidió concertar una reunión con él y 6 meses después Constand Viljoen ordenó suspender la lucha armada. Esto dejó al líder de Inkatha solo, lo que le obligó a suspender también, a regañadientes, la lucha armada. En el último momento éste se alió a la coalición de gobierno y en un gesto de frío pragmatismo Mandela lo nombró ministro de Interior. Mandela pensó que era mejor sacrificar eficiencia en el gobierno nombrando a un incompetente político como él que alienar a los seguidores de Inkatha.
Un año después de que Mandela fuera elegido presidente se celebró la famosa final del mundial de rugby del '95, la cual fue usada por Mandela como instrumento político. Convenció a la población negra para que apoyara a su históricamente odiado equipo, y su victoria no sólo redimió a la Sudáfrica negra de la tiranía, sino que redimió a la Sudáfrica blanca de sus pecados.
En resumen: su integridad, respeto, carisma y empatía son las razones por las que Mandela conquistaba las mentes y los corazones de todos cuantos lo conocían, y la transformación de estos atributos en éxitos políticos se debe a su racionalidad. Era el más pragmático de los idealistas. Y para terminar, el genial artículo de The Onion sobre Mandela.
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