Otra de viajes
Últimamente he estado viajando bastante. Como dos de los últimos viajes se merecen unas palabras y enlaces a fotos, allá voy (otro de ellos fue una visita relámpago a la universidad de Trondheim, sobre la que ya escribió Tri, incluyendo una foto de mí con cara de sicópata):
El primer viaje fue un viaje a Åre, Suecia, a una estación de esquí. A mí en realidad nunca me ha interesado mucho el esquí (desde la primera vez no había vuelto a intentarlo), así que fue un poco sorprendente, incluso para mí mismo, que aceptara la propuesta de Joaquín de ir allá a aprender a esquiar. Pero el caso es que no sólo fui, sino que además me lo pasé mejor de lo que pensé, y aprendí más de lo que pensé. Y es que cuando uno tiene pistas para principiantes y un buen profesor...
La idea era ir a un curso de esquí alpino de cuatro días (que ya habíamos reservado y pagado), y buscarnos la vida para los dos días restantes. Al principio las botas de esquí son un coñazo, y el primer día terminamos sudando como patos. Ya se sabe que cuando uno aprende algo siempre hace mucho más esfuerzo del necesario. Pero como dije, me gustó mucho la experiencia, y ahora me siento mucho más cómodo con esquís bajo mis pies. Veremos si eso se convierte, el invierno que viene, en unas o varias visitas a estaciones de esquí y/o paseos haciendo esquí de fondo.
Desgraciadamente tuve un problema muy tonto los primeros días: mis calcetines eran demasiado cortos para esquiar, así que terminaban dentro de la bota; después de varios días de esquiar me hicieron una pequeña herida en la pierna derecha... y se infectó :-( Al ir al centro de salud me dijeron que de esquiar nanay, así que sólo pude esquiar tres de los seis días. Y del curso de esquí de fondo que pensábamos hacer los dos días restantes, nada de nada. Pero bueno, que me quiten lo bailao:
El otro viaje fue a Lisboa, un viaje más normalito. Excepto por el hotel, que es el peor sitio en el que he estado en mi vida. Tan malo que me creé una cuenta en TripAdvisor sólo para dejar un comentario. Pero eso es otra historia. Como siempre, lo planeamos todo con Wikitravel, cotejando con TripAdvisor... excepto para el hotel, claro. No volverá a ocurrir.
El caso es que Lisboa estuvo muy bien. La mayor parte del tiempo estuvimos simplemente caminando por la ciudad: el único «museo» que visitamos fue el jardín botánico, y no entramos a ninguna de las atracciones turísticas, sólo las vimos por fuera. Afortunadamente, «el hombre del tiempo» se equivocó y casi no llovió (la previsión era mucha lluvia durante toda nuestra estancia). Una revelación que tuve es que no me gustan nada los turistas: ir por las «zonas turísticas» y hacer cosas que hacen los turistas es lo más molesto y aburrido que puedo hacer cuando viajo. Por supuesto, muchas de esas cosas las hago de todas formas, pero cuanto menos, mejor :-)
Lo mejor de la visita fueron, sin duda, el jardín botánico y el Belém. Al principio el jardín nos decepcionó un poco, pero luego vimos que era sólo la punta del iceberg, y la mayoría del jardín parecía casi una jungla, fue muy bonito y muy relajante caminar por él. En cuanto a Belém, es un barrio que tiene un montón de cosas turísticas pero, excepto en esos puntos concretos, no hay tantos turistas y se puede caminar más o menos relajadamente por sus calles y parques. Una de las atracciones que tiene es un museo militar, que fotografié especialmente para el Kalamá. Y al volver me comí un helado de yogur griego + tiramisú espectacular, lo cual siempre ayuda :-D
Cosas que me llamaron la atención:
Ya es suficiente por hoy ;-)
El primer viaje fue un viaje a Åre, Suecia, a una estación de esquí. A mí en realidad nunca me ha interesado mucho el esquí (desde la primera vez no había vuelto a intentarlo), así que fue un poco sorprendente, incluso para mí mismo, que aceptara la propuesta de Joaquín de ir allá a aprender a esquiar. Pero el caso es que no sólo fui, sino que además me lo pasé mejor de lo que pensé, y aprendí más de lo que pensé. Y es que cuando uno tiene pistas para principiantes y un buen profesor...
La idea era ir a un curso de esquí alpino de cuatro días (que ya habíamos reservado y pagado), y buscarnos la vida para los dos días restantes. Al principio las botas de esquí son un coñazo, y el primer día terminamos sudando como patos. Ya se sabe que cuando uno aprende algo siempre hace mucho más esfuerzo del necesario. Pero como dije, me gustó mucho la experiencia, y ahora me siento mucho más cómodo con esquís bajo mis pies. Veremos si eso se convierte, el invierno que viene, en unas o varias visitas a estaciones de esquí y/o paseos haciendo esquí de fondo.
Desgraciadamente tuve un problema muy tonto los primeros días: mis calcetines eran demasiado cortos para esquiar, así que terminaban dentro de la bota; después de varios días de esquiar me hicieron una pequeña herida en la pierna derecha... y se infectó :-( Al ir al centro de salud me dijeron que de esquiar nanay, así que sólo pude esquiar tres de los seis días. Y del curso de esquí de fondo que pensábamos hacer los dos días restantes, nada de nada. Pero bueno, que me quiten lo bailao:
El otro viaje fue a Lisboa, un viaje más normalito. Excepto por el hotel, que es el peor sitio en el que he estado en mi vida. Tan malo que me creé una cuenta en TripAdvisor sólo para dejar un comentario. Pero eso es otra historia. Como siempre, lo planeamos todo con Wikitravel, cotejando con TripAdvisor... excepto para el hotel, claro. No volverá a ocurrir.
El caso es que Lisboa estuvo muy bien. La mayor parte del tiempo estuvimos simplemente caminando por la ciudad: el único «museo» que visitamos fue el jardín botánico, y no entramos a ninguna de las atracciones turísticas, sólo las vimos por fuera. Afortunadamente, «el hombre del tiempo» se equivocó y casi no llovió (la previsión era mucha lluvia durante toda nuestra estancia). Una revelación que tuve es que no me gustan nada los turistas: ir por las «zonas turísticas» y hacer cosas que hacen los turistas es lo más molesto y aburrido que puedo hacer cuando viajo. Por supuesto, muchas de esas cosas las hago de todas formas, pero cuanto menos, mejor :-)
Lo mejor de la visita fueron, sin duda, el jardín botánico y el Belém. Al principio el jardín nos decepcionó un poco, pero luego vimos que era sólo la punta del iceberg, y la mayoría del jardín parecía casi una jungla, fue muy bonito y muy relajante caminar por él. En cuanto a Belém, es un barrio que tiene un montón de cosas turísticas pero, excepto en esos puntos concretos, no hay tantos turistas y se puede caminar más o menos relajadamente por sus calles y parques. Una de las atracciones que tiene es un museo militar, que fotografié especialmente para el Kalamá. Y al volver me comí un helado de yogur griego + tiramisú espectacular, lo cual siempre ayuda :-D
Cosas que me llamaron la atención:
- Las calles me parecieron muy confusas, tenían unas formas muy raras y me pareció que cambiaban con frecuencia de nombre. Veía calles que no aparecían en el mapa, o quizás habían cambiado de nombre.
- Diferencia brutal con Oslo: en Lisboa encontrabas pastelerías, cafeterías y tiendas de ropa y zapatos en cada esquina, y vimos muy pocas tiendas de deporte. En Oslo es casi al contrario (sí que hay bastantes cafeterías, pero más en plan «chic» que en plan «de barrio», como en España).
- La mayoría de los turistas eran españoles, franceses o alemanes. A veces parecía que estábamos en el «barrio portugués» de una ciudad española.
- Todo el mundo usa dinero en metálico (sólo me llama la atención después de haber vivido en Noruega).
- El nivel de inglés era más alto de lo que me esperaba, pero algunas veces intenté hablar portuñol.
- El aeropuerto de Lisboa es ineficiente con ganas. Tuvimos que facturar con una máquina (con más pasos, y más lentos, que las máquinas a las que estoy acostumbrado)... para luego tener que facturar el equipaje separadamente con una persona. Me pregunto si no habría sido mucho más rápido facturar todo con una persona. Cuando fuimos a embarcar, había una persona comprobando los documentos de todo el mundo, para luego llegar al mostrador y tener que mostrar la tarjeta de embarque de todas formas. Nolontiendo. Melospliquen.
- Hay una guagua muy cómoda y rápida para el aeropuerto (una línea más o menos como otra cualquiera que para en paradas compartidas con otras líneas), que pasa por varias paradas del centro de la ciudad. Creo que ha sido el viaje al aeropuerto más corto y práctico que recuerdo. Ayuda que el aeropuerto esté cerquísima de la capital, pero aún así...
Ya es suficiente por hoy ;-)
Comentarios
Muchas gracias por lo del museo!
Pero ya te digo, cuando tienes pistas de principiantes y un profe es bastante fácil. El problema es aprender al trancazo, en pistas normales y con gente que ha esquiado toda su vida y no tiene paciencia para enseñar :-)