Baterías electrónicas
Hace tiempo que me dio por la percusión: primero la tabla, luego la darbuka... y ahora la batería.
Desde antes de venir a Oslo ya tenía planeado buscar un profesor y aprender a tocar, y unos meses después por fin he empezado las clases. El idioma era, en principio, un problema, ya que la mayoría de las escuelas darían las clases en noruego. Pero, tras preguntar en una lista interna de la empresa tuve la suerte de que alguien sugiriera preguntar a João Lobo, el batería de Antropófagos, una banda multicultural donde las haya (portugués, serbio, brasileño y noruego). El caso es que la cosa funcionó, y João es ahora mi profe.
Y claro, si voy a aprender a tocar la batería, no estaría mal tener una en casa para poder practicar... pero tocar una batería en un piso podría hacer que mi esperanza de vida se redujera hasta dentro de unas semanas, por lo que necesitaba una alternativa: baterías electrónicas.
Pero, ¿eso no suena como un organillo Casio de los 80? Pues, afortunadamente, no. La tecnología ha avanzado que es una barbaridad, y ahora las baterías electrónicas tienen un sonido prácticamente igual que las de verdad (aunque naturalmente son programables). Además, ocupan poco espacio comparado con una batería de verdad, y se pueden plegar para que ocupen menos todavía. ¿Que no se lo creen? Agüita con los platillos y cómo imitan el sonido de los reales, incluso cuando los paras con la mano:
Estas baterías con más bien caras, pero tampoco es como para echarse las manos a la cabeza... así que probablemente en verano me compraré una :-)
Desde antes de venir a Oslo ya tenía planeado buscar un profesor y aprender a tocar, y unos meses después por fin he empezado las clases. El idioma era, en principio, un problema, ya que la mayoría de las escuelas darían las clases en noruego. Pero, tras preguntar en una lista interna de la empresa tuve la suerte de que alguien sugiriera preguntar a João Lobo, el batería de Antropófagos, una banda multicultural donde las haya (portugués, serbio, brasileño y noruego). El caso es que la cosa funcionó, y João es ahora mi profe.
Y claro, si voy a aprender a tocar la batería, no estaría mal tener una en casa para poder practicar... pero tocar una batería en un piso podría hacer que mi esperanza de vida se redujera hasta dentro de unas semanas, por lo que necesitaba una alternativa: baterías electrónicas.
Pero, ¿eso no suena como un organillo Casio de los 80? Pues, afortunadamente, no. La tecnología ha avanzado que es una barbaridad, y ahora las baterías electrónicas tienen un sonido prácticamente igual que las de verdad (aunque naturalmente son programables). Además, ocupan poco espacio comparado con una batería de verdad, y se pueden plegar para que ocupen menos todavía. ¿Que no se lo creen? Agüita con los platillos y cómo imitan el sonido de los reales, incluso cuando los paras con la mano:
Estas baterías con más bien caras, pero tampoco es como para echarse las manos a la cabeza... así que probablemente en verano me compraré una :-)
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