La vuelta al cole
No, no es que me haya enterado ahora de que fue la vuelta al cole... es que hoy me pasé por el colegio donde trabaja MC, para enseñar a los niños la darbuka y la tabla, para que conocieran instrumentos musicales nuevos y ritmos de otros países.
La experiencia fue un poco extraña, aunque aproximadamente como me la imaginaba: un poco caótico, algunos con los ojos como platos mirando, otros medio aburridos (esto, en unos 30 ó 40 minutos)... Fue interesante, supongo, y hasta me hicieron algunas preguntas. Creo que, en general, los niños se quedaron contentos.
Ya que fui hasta allá, hubo dos sesiones: una con los niños de 2º, y otra con los niños de 6º (aunque la mitad del tiempo hubo un grupo de 1º que pasaba por allá y no tenía clase después). Más caótico con los primeros, más «completo» con los segundos (les llevé un papel con los ritmos básicos que iba a tocar, para que los vieran y pudieran seguirlos con el método indio de las palmas y los silencios... aunque no salió tan bien como pensaba, en parte por la falta de tiempo). Lo más divertido en ambos grupos fue sin duda cuando al final de cada sesión de darbuka les dejé participar un poco: yo tocaba el golpe básico resonante, el dum, y ellos lo modulaban, metiendo la mano por detrás de la darbuka. Las caras que ponían al oír los cambios fueron un poema (y eso que ya sabían más o menos cómo iba a sonar, porque yo mismo lo había hecho).
En fin, espero que haya servido para algo :-)
La experiencia fue un poco extraña, aunque aproximadamente como me la imaginaba: un poco caótico, algunos con los ojos como platos mirando, otros medio aburridos (esto, en unos 30 ó 40 minutos)... Fue interesante, supongo, y hasta me hicieron algunas preguntas. Creo que, en general, los niños se quedaron contentos.
Ya que fui hasta allá, hubo dos sesiones: una con los niños de 2º, y otra con los niños de 6º (aunque la mitad del tiempo hubo un grupo de 1º que pasaba por allá y no tenía clase después). Más caótico con los primeros, más «completo» con los segundos (les llevé un papel con los ritmos básicos que iba a tocar, para que los vieran y pudieran seguirlos con el método indio de las palmas y los silencios... aunque no salió tan bien como pensaba, en parte por la falta de tiempo). Lo más divertido en ambos grupos fue sin duda cuando al final de cada sesión de darbuka les dejé participar un poco: yo tocaba el golpe básico resonante, el dum, y ellos lo modulaban, metiendo la mano por detrás de la darbuka. Las caras que ponían al oír los cambios fueron un poema (y eso que ya sabían más o menos cómo iba a sonar, porque yo mismo lo había hecho).
En fin, espero que haya servido para algo :-)
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